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ALEGATO DE LA QUERELLA

“La llevó hasta su casa con el pretexto de acabar con la vida de Johana, se aprovechó del poder y la ejecutó de cinco disparos”

La abogada Mikaela Eguinoa en coincidencia con la Fiscalía expuso la teoría donde la víctima sufrió violencia física, psicológica, económica y sexual y pidió que condenen a Juan Carlos Solalinde con prisión perpetua sin beneficios.

Foto Nahuel Sanchez - el chorrillero de san luis
El pedido que estuvo presente a lo largo de todo el juicio.

por Catalina Ysaguirre

elchorrillero.com

Actualizada: 06/08/2024 00:46

El 26 de mayo de 2021, Johana Galdeano le pidió a su mamá, Gladys, que le cuidara a su hijo (que en ese momento tenía dos años) y que “ya volvía”. Pero no regresó nunca. La mujer escuchó cuando su hija hablaba con Juan Carlos Solalinde por teléfono y dos palabras que replicó le dieron miedo: “Me estás amenazando”.

La abogada querellante, Mikaela Eguinoa revivió lo que pasó ese día, y la secuencia de los disparos. “La llevó a su casa con el pretexto de acabar con la vida de Johana, se aprovechó de su poderío y la ejecutó de 5 disparos”, aseguró.

Afirmó que el primer disparo contra la mujer fue ni bien se bajó del auto. Una bala le dio en la muñeca izquierda, y en ese momento de acuerdo con los peritos sus dos brazos estaban hacia abajo, desprevenida. “Es imposible que una persona que vaya preparada a un enfrentamiento cuerpo a cuerpo baje con el celular en una mano y las llaves”, argumentó.

Graficó que el tirador estaba al frente de ella, a no más de 2 metros, posicionado entre el portón y un vehículo que estaba adentro de su propiedad. Desde allí le dio otros dos tiros. El segundo la desestabilizó porque “quebró en dos su columna”, y el tercero (cuanto estaba cayendo) ingresó por el abdomen. Ambos proyectiles tuvieron orificio de salida en la espalda.

También refirió que la mujer de Solalinde (Johana Castro) “no observó” que la víctima tuviera un cuchillo en la mano mientras discutía. Ella estaba adentro de la vivienda, con sus tres hijos, que está ubicada a unos 100 metros de donde fue el crimen.

La querella es representada por Mikaela Eguinoa.

Se refirió a la sangre (marcas de apoyo) que encontraron en la vereda, que es donde cayó el cuerpo, y desde donde fue arrastrada hasta el interior donde le dio los balazos finales: “Mientras se ahogada en sangre, mientras agonizaba. Todos los disparos fueron vitales, no después de la muerte”. Falleció por un shock hipovolémico.

El pasto en el pelo y en la ropa, como también las marcas en la espalda refuerzan la teoría del arrastre.

Para Eguinoa, la bala en el rostro (que lo hizo posiblemente agachado y a una distancia no mayor a los 50 centímetros) fue el disparo “del odio a la belleza, le destrozó la cara para que ni siquiera pudieran velarla bien”. Fracturó el maxilar. “El único afán fue hacerla sufrir hasta el último momento, murió sufriendo. Estuvo solo cinco minutos viva, tratando de respirar”, agregó.

También expuso que con el cuchillo que sacó de su cocina le hizo dos cortes, uno en la muñeca y otro en el cuello. “El imputado limpió el ciclo de suceso, cerró el portón para adulterar la escena. Dijo que entró el cuerpo ‘para ayudarla’", extrajo de la indagatoria.

Continuó diciendo que él la esperó sin las personas que lo acompañaban siempre (los custodios): “Eso habla de que lo premeditó”. El ataque se calcula que fue a las 15:31.

“Johana no era fácil de dominar, pero él experimentaba un gusto con el sufrimiento. Ella en cambio lo sufría”, agregó.

La audiencia de los alegatos fue este lunes.

Comentó que la víctima decidió terminar la relación el 24 de abril, día del cumpleaños de él. Recordó que cuando estaba a 30 días de parir “Solalinde la violó”, y que Gladys la vio con la boca ensangrentada cuando le dio un golpe de puño.

“Rompe definitivamente y quiere comenzar una nueva vida, se estaba por mudar a un lugar menos costoso. El 20 de mayo cambió el celular. Tuvo tiempo suficiente para preparar la coartada. Pudo mandar a matarla, pero no quiso perderse el gustito de querer cobrarse esa libertar”, agregó.

Consideró que el hecho que volviera a ver a Eric “fue un detalle”, porque el imputado ya se había reconciliado con su mujer. Pero tuvo la “capacidad para amenazarla” porque le despertaron los celos contra ese hombre.

Johana llamó a Eric y le advirtió que "se cuidara", temiendo que algo podían hacerle. Pero también le transmitió tranquilidad y que “ella iba a ocuparse” para solucionarlo.

De la investigación se supo cómo era el comportamiento de Solalinde. “Johana tenía que mirar a la pared cuando salía, y si algunos hombres la miraban los mataba a palos”. A una primera le reconoció que ya sabía: “El día que esté con alguien el ‘Cuqui’ me mata”.

Completó que “limitó su libertad” y la puso en el lugar “de un mueble, de algo descartable”.

Al momento del crimen, dijo que el acusado “tenía capacidad reflexiva” por lo cual contradice la “emoción violenta”.

“No buscó morir, ni provocó que la matara. Le quitó la vida cuando supo que su poder había terminado. Hay 2600 mensajes donde le dice que quiere verla ¿cuántas veces más tendría que haberle dicho basta?", puntualizó.

Al final le habló al imputado: “Su brutalidad le quitó la vida y la oportunidad de ser un buen padre, un padre honorable y de hacer las cosas bien. Su hijo no llevará su apellido, y crecerá sabiendo que su mamá fue víctima de violencia y que no se rindió”.

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